Hoy os queremos compartir “Meditación materna”, un poema escrito en pleno puerperio. Una etapa que no todo el mundo comprende -incluídas nosotras mismas- y con emociones tan contradictorias como la llegada de nuestro bebé y un nuevo YO y el luto a lo que éramos hasta ahora:

 

Me siento triste ante mi propia falta de auto-comprensión.

Me hago un ovillo y acabo hecha un lío.

Mirarse hacia dentro sin odiarse.

Sanar lo errado sin juzgarse.

Sincerarme sin faltarme.

Me miro en el espejo y quiero romperlo, porque no me reconozco, me desubico en los caminos construidos.

Nadie me habló de esta revolución. Nadie dijo que lo sería.

¿Tanto miedo tenemos a ser juzgadas? ¿Tanto nos importa desnudarnos en público?

Hacerlo por la otra, para que la de al lado no se sienta sola. Pero por nosotras mismas también.

Reivindicar lo legítimo y lo que nos pertenece.

Mi estado de tristeza no es un monstruo al que esconder. Forma parte de mí en este momento, aún siendo efímero como todo lo demás. No por ello menospreciarlo o acallarlo.

Ser madre es una rebeldía. Debería serlo.

Parir es una rebeldía. Debería serlo.

Entrar en contacto profundo con nuestra esencia y nuestros estados siempre será anti-sistema y revolucionario. Por ello nos visten con la vergüenza si osamos alzar la voz en contra de lo establecido y nos infantilizan si no acatamos por automatismo.

Me levanto y digo que hay momentos en los que añoro mi yo anterior, libre y despreocupada, variable e imprevisible.

Pero estoy en conversa con mi ego, porque esa realmente no era yo. Tampoco la que pretendo ser ahora.

Yo soy algo más lejos que una actitud, un hábito o un estado. Aparto el YO  y me sumerjo en las profundidades de sólo estar, sin pensar. Observar.

Meditación materna.

Mientras lo nutro a él me nutro a mí. Él me nutre. Feedback.

Que les den a los que no entiendan mi luto. Estoy asistiendo a mi propio entierro.

Cuando él nació yo también lo hice. Por eso me sentí sacudida. Túnel de la vida intervenido.

Fondo marino, lugar de encuentro entre vida y muerte, sé bienvenido. Yo me suelto y me doy.

Que afloren adentro pues, las junglas con sus bestias: Aquí estoy, tomadme y veamos qué sacamos de mí.